¿Cómo es la vejez? ¿Cómo será la nuestra? Estas sencillas preguntas requieren, no obstante, respuestas profundas y meditadas porque todos los sujetos tienen tanto el derecho como la obligación de conocerlas. Desafortunadamente una serie de prejuicios sociales impide el contacto directo con el tema de la vejez, y lo oculta tras un manto de misterio, que entraña, sobre todo, el temor ante lo desconocido.