La inmensa extensión que separa el continente asiático y las costas de América representa un mundo antiguo y fascinante. A través de rutas trazadas por los vientos y las corrientes, pueblos y culturas se han encontrado, integrado y fragmentado a lo largo de los siglos, adaptándose a una naturaleza poderosa que ha generado prácticas religiosas originales que pasaron a ser parte también de las manifestaciones artísticas.