La observación clínica y la descripción meticulosa de los síntomas sigue siendo el método fundamental de la psiquiatría. En 1871, Hecker tuvo la virtud de exponer de manera precisa el cuadro clínico de la hebefrenia, que su maestro y amigo, Karl Kahlbaum, había descubierto años antes. Posteriormente, la hebefrenia se transformó en el baluarte de la demencia precoz de Kraepelin. Entrado ya el siglo XXI, algunos autores sostienen que su concepto es más consistente que el de esquizofrenia por ser homogéneo y confiable. No obstante su frecuencia y sus características clínicas distintivas, existe una serie de obstáculos en el reconocimiento de la enfermedad, que redunda en su identificación defectuosa o en la negligencia del cuadro clínico. Por esta razón, este libro abunda en descripciones clínicas, definiciones de síntomas, presentaciones de casos y discusiones nosológicas que ponen el foco nuevamente en la riqueza semiológica y psicopatológica de la psiquiatría, opacada lamentablemente por el uso extendido de listados de síntomas generales.
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